VIERNES 12
Sala 2 • 16 a 17 h
Los telómeros, la zona distal de los cromosomas, comienzan a acortarse a partir de los 30 años de edad, coincidiendo con la disminución de los niveles de la hormona DHEA (Dehidroepiandrosterona). Estas conclusiones fueron objeto de un premio Nobel de Medicina en 2009 para Blackburn, Greider y Szostak, quienes descubrieron el papel esencial de la telomerasa en este acortamiento. Ahora sabemos que en cada mitosis celular se produce un acortamiento telomérico que es reparado por la enzima telomerasa, salvo que esté dañada o inactiva. De ser así, este acortamiento inicial se duplica igualmente, dando lugar a una pérdida en la estructura del ADN, una ruptura cromosómica y, por tanto, en la expresión genética y las consecuentes mutaciones, con fusión de los extremos dañados. Este fenómeno es exponencial e irreversible sin la acción de la telomerasa. La telomerasa puede hacer que el número de divisiones celulares vuelva a comenzar desde el principio, mediante la reparación de los telómeros dañados o acortados. Su inhibición produce pérdida de las secuencias teloméricas y conduce a la senescencia celular, al envejecimiento prematuro. Respecto a su papel en la fertilidad, sabemos que, en ocasiones, la telomerasa se inactiva durante las últimas etapas de formación del total de ovocitos, lo que aumentaría el número de ovocitos con trastornos cromosómicos, explicando muchos abortos espontáneos. Las conclusiones son que los telómeros protegen al cromosoma haciéndole estable y evitando los daños en las cadenas de ADN. También replican los extremos del ADN, determinan la vida celular y retrasan el envejecimiento. Determinar el estado de los telómeros, en suma, nos permitirá saber el estado de salud global del individuo y la evolución de las enfermedades existentes, pudiéndose evaluar la efectividad de los tratamientos médicos. En concreto, y puesto que el sistema cardiovascular es especialmente sensible a este acortamiento, su evaluación permitiría establecer con precisión la medicación en cada individuo en particular. Finalmente, al estar determinada la senescencia por la longitud de los telómeros, al restaurarlos se actúa sobre todos los marcadores biológicos del envejecimiento al mismo tiempo. Constituye, por tanto, una prueba fiable de la edad biológica de las personas y de su estado real de la salud.
Don Adolfo Pérez Agustí
Más de 40 años dedicado al estudio, práctica y divulgación de las medicinas alternativas, siendo autor de más de 200 libros publicados en todo el mundo sobre el tema. Conferenciante habitual y docente, ha puesto su mayor interés en las terapias para revertir el envejecimiento y prolongar la vida de forma óptima hasta los 120 años de edad.
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